Bolivia: Morales electo para la presidencia

Las elecciones muestran el rechazo a las políticas neo liberales y el odio al imperialismo en el continente Latino Americano

Con el 51.1% de los votos, Evo Morales, líder de los campesinos cocaleros y cabeza del MAS (Movimiento al Socialismo) ha ganado decisivamente las elecciones presidenciales de 18 de diciembre y deberá ser el primer presidente indígena de Bolivia.

Estas elecciones son otra señal de la radicalización y movimiento hacia la izquierda de las masas de América Latina y representan solo la primera de once importantes competencias electorales que tendrán lugar en diferentes países del continente en el año próximo.

En uno de los países más pobres de América Latina, 85% de la población de origen indígena (30% Quechua, 30% Mestizos y 25 Aymará) y constituye la amplia mayoría de los pobres. Morales se describe a si mismo como una “pesadilla para los EE.UU.” y está bajo mucha presión de la masas para nacionalizar los hidrocarburos del país.

Una derrota para el neo liberalismo

Se informaron largar colas fuera de los recintos de votación en las áreas pobres de La Paz, El Alto y en todas partes. Pero los resultados también indican que Morales lo ha hecho bien en partes de la ciudad consideradas baluartes de su más serio y abiertamente neo liberal contrincante, Jorge Quiroga, quien admitió la derrota antes que las urnas hubieran cerrado. En el momento de escribir, parece que la victoria de Morales no va a ser disputada y que él es considerado el nuevo presidente electo de Bolivia (de acuerdo con la ley electoral boliviana, un candidato presidencial es considerado electo inmediatamente si recibe más del 50% de los votos. Si no, el congreso decide quien va a ser Presidente.

Las esperanzas de que Morales tome medidas decisivas contra la dominación del imperialismo y el neo liberalismo son altas en Bolivia golpeada por la pobreza. Sin embargo, en el pasado reciente las masas han mostrado su determinación de resistir masivamente y derribar a los lideres que se han inclinado ante las demandas de sus señores imperialistas. Mesa, el último presidente de Bolivia antes que Rodriguez se hiciera cargo de una presidencia interina, en abril de 2005, dijo que vio más protesta que días en el cargo. Mesa se vio forzado a renunciar porque no quería llegar hasta nacionalizar las reservas de gas de Bolivia, las segundas más grandes del continente. Él se vio confrontado continuamente con la tarea imposible de dar el gusto a las multinacionales mientras trataba de mantener a las masas bajo control.

La cuestión de la nacionalización de los hidrocarburos del país será unos de los asuntos claves que enfrentará la presidencia de Morales. La clase trabajadora, los pobres y los indígenas quieren ver un cambio y no esperarán pacientemente hasta que les sea otorgado. Están preparadas para levantarse otra vez si Morales no lo trae.

La actitud y el estado de ánimo entre los sectores más militantes y combativos de la clase trabajadora, fue resumida por uno de sus famosos mineros quien, con dinamita adherida a su casco, fue citado en “Observer”, de Londres, diciendo: “El 18 de diciembre aplastamos a los traidores que han vendido nuestros recursos y mintieron al pueblo. Morales es nuestro hermano y confiamos en él, pero él debe tener cuidado de no cumplir sus promesas”.

Una indicación de la presión masiva que ejercerán las masas fue mostrada a horas del resultado electoral. La poderosa confederación sindical, la COB, dio al gobierno un ultimátum; que tienen tres meses para implementar su programa electoral, incluyendo la nacionalización de los recursos energéticos, o las protestas callejeras masivas comenzarán de nuevo.

La confederación sindical de profesores ha dado al gobierno dos meses para incrementar los sueldos en 20% e introducir un salario mínimo equivalente a €700 o comenzará huelgas. Incluso antes de la elección, el secretario General de la Confederación Campesina advirtió “si el nuevo gobierno no cambia nada, también se tendrá que ir, y eso también le puede pasar a Evo”.

De hecho, unciste circuló durante la campaña de la elección presidencial diciendo que el número dado a los candidatos presidenciales en la papeleta de voto corresponde al número de meses que estará en el cargo. Evo Morales era número 6.

Los políticos no son siempre predecibles pero si hay alguna certeza, es el hecho que desde el día uno, Morales estará bajo enorme presión tanto de las masas bolivianas, de las instituciones capitalistas tales como el FMI y el Banco Mundial, como del imperialismo norteamericano.

¿Quién es Evo Morales?

Mientras Morales se refiere a si mismo como una pesadilla para los EE.UU., de vuelta ellos le llaman un “narco terroristas” (esto viene de sus raíces como líder de los campesinos cocaleros) También algunos de la prensa lo han difamado con el sobrenombre de “Osama Bin Laden” de Los Andes. Él llegó segundo en las elecciones presidenciales de 2002 y tiene su raíces políticas como dirigente de los cultivadores de hoja de coca. Aunque la coca es usada para una variedad de propósitos tales como el tradicional y extendido te de coca, esto sin duda será usado por el imperialismo de EE.UU. y otros para desacreditar y “desenmascarar” a Morales por estimular la producción de cocaína si eso le va bien a su agenda.

Sin duda, Morales ha adoptado una retórica radical. Ha hablado del hecho que “el pueblo finalmente está en el poder”. También dijo que “el MAS está buscando ganar el poder a través de las urnas, pero si ellos (la elite corrupta) no pueden garantizar una elección nacional habrá una insurrección armada, un levantamiento para liberar al pueblo.” Respecto al FMI y el Banco Mundial comentó “si quieren apoyarnos, lo tienen que hacer sin condiciones, sin imposiciones. Que condenen primero la deuda externa porque los pueblos no tienen razón para pagar la deuda de los corruptos.”

El día que aseguró su elección, envió una advertencia a Washington diciendo que deseaba relaciones con EE.UU. pero no “una relación de sumisión”. Su retórica radical ha conquistado los oídos de la clase trabajadora, los campesinos y los pobres. Ellos salieron en masa a apoyar a Morales y a celebrar la victoria electoral. Pero las declaraciones de Morales ha menudo son poco claras y pueden ser interpretadas como sugiriendo que un compromiso con el capitalismo es posible. Por ejemplo, recientemente habló de una parte más justa que quería que las multinacionales pagaran al pueblo boliviano.

En el pasado Morales ha usado su posición y autoridad como un líder de masas para canalizar la indignación de los levantamientos armados de los pobres a una salida segura para el imperialismo. En la época de la “guerra del gas” en el 2003, durante el levantamiento insurreccional de la clase trabajadora de El Alto, Morales apoyó la propuesta a futuro del presidente Mesa de una Asamblea Constituyente para reescribir la constitución como un medio para decidir finalmente sobre la cuestión de quien realmente era el dueño de las reservas de gas del país.

Este fue un claro intento de Mesa de ganar tiempo y extinguir la naturaleza revolucionaria del levantamiento con objeto, en último termino, de defender los intereses de las multinacionales.

El levantamiento en Mayo y Junio de 2005, durante el cual la clase trabajadora de El Alto durante un periodo efectivamente tomó el control y dirigió la ciudad, fue muy significativo. Si esta situación se hubiera extendido por el país podría haber sentado las bases para una lucha que podría haber significado la nacionalización de los hidrocarburos. Con una dirección correcta esto podría haber marcado el comienzo de la ruptura con las cadenas de la dominación imperialista en Bolivia. El levantamiento tuvo un efecto radicalizador y electrificante sobre las masas envueltas, incluyendo miembros y adherentes del MAS. Mientras de palabra llamaba a la nacionalización en ese momento, Morales apoyó el referéndum que debía decidir el futuro de los hidrocarburos. Sin embargo, el referéndum no mencionó la nacionalización de los hidrocarburos como una opción y por lo tanto de hecho difuminó la posibilidad de más lucha.

Tradiciones de clase trabajadora militantes en Bolivia

Bolivia ha sido un laboratorio par alas políticas neoliberales y las privatizaciones desde la caída del Muro de Berlín. Decenas de miles de puestos de trabajo se perdieron cuando muchas de las minas de estaño del país se cerraron en 1985. Grandes batallas tuvieron lugar alrededor de la cuestión de las privatización del agua y de las reservas de gas a las que se llamó la guerra del agua en 2000 que terminó en una victoria y la guerra del gas que se desarrolló en 2003.

Bolivia es un país de enormes contradicciones. Es el típico ejemplo de un país encadenado y explotado por el capitalismo y el imperialismo. Es rico en recursos naturales que están en manos de multinacionales extranjeras mientras la mayoría vive en una pobreza devastadora. La fuerte desigualdad en Bolivia está subrayada por el hecho que es el pueblo indígena el que constituye la mayoría de la población Boliviana que es más fuertemente golpeada por la pobreza.

Las disparidades en los ingresos así como la cruda dominación del país por el imperialismo norteamericano son tan duras que las masas bolivianas tienen una rica tradición de lucha. Su inmensa industria de estaño sentó las bases para una organización sindical militante de la clase trabajadora. A diferencia de otros países de latinoamericanos, Bolivia no tiene una tradición de fuertes movimientos guerrilleros sino de movimientos basados en los sindicatos y la clase trabajadora. Las ideas socialistas están enraizadas en la conciencias de la gente de clase trabajadora. A pesar de la clausura de la mayoría de las minas de estaño, la COB (la confederación sindical boliviana) hasta el día de hoy es una de las organizaciones de la clase trabajadora más poderosas que jugó un papel importante en los acontecimientos de los últimos años.

Estas ricas tradiciones de lucha son una enorme ventaja. La clase trabajadora y las masas pobres están concientes que tienen que luchar por lo que quieren.

Explosiones sociales en la agenda

La elección de Morales no abre un Nuevo periodo de estabilidad sino que demuestra una radicalización mayor de las masas del continente latinoamericano. Desafortunadamente Morales no tiene un programa claro para romper con el capitalismo y el imperialismo. Sin duda esto dejará lugar al imperialismo norteamericano en particular para sobornar a Morales y envolverlo en traiciones a las luchas de la clase trabajadora y de las masas pobres. Es posible que Morales trate de seguir el camino del presidente brasileño Lula que se ha transformado en uno de los aliados más confiables del imperialismo de EE.UU. en el continente. Sin embargo, esto provocará explosiones sociales masivas.

Al mismo tiempo, no se puede descartar que Morales bajo la presión de abajo y dada la profundidad de la crisis social, se desplace hacia la izquierda y fortalezca sus lasos con Chávez en Venezuela y Castro en Cuba en particular.

Sin embargo no hay garantías. El imperialismo norteamericano está claramente preocupado por los desarrollos en América Latina. Están concientes de las ricas tradiciones de lucha de la clase trabajadora y de las masas pobres en Bolivia y harán todo lo posible para mantener el movimiento controlado. En primer lugar tratarán de sobornar a Morales, usando su poder económico y a otros políticos de América Latina para presionarlo. Confrontado con la amenaza de perder su dominio sobre Bolivia y potencialmente sobre América Latina en su conjunto. También existe un peligro de que el imperialismo norteamericano y las fuerzas reaccionarias en el país traten de escalar las tensiones entre el Este y el Oeste del país. Hay una presión creciente a favor de más autonomía de los ricos parásitos de la región de Santa Cruz que cuenta con el 30% de rendimiento de la economía nacional. El estallido de una guerra civil fue posible a continuación del levantamiento revolucionario de El Alto en 2003 y el peligro no está descartado hoy en día.

La necesidad de un partido revolucionario de masas por el socialismo
Con el objeto de conquistar las aspiraciones y esperanzas de la clase trabajadora y de los pobres y de unir a las masas para contrarrestar la amenaza de una Guerra civil vendida, un fuerte, partido socialista revolucionario de masas es necesario en Bolivia. Este partido necesita desafiar, afrontar y quebrar con el capitalismo y el dominio imperialista y capitalista en Bolivia y necesitará empezar con la campaña por la renacionalización inmediata de los hidrocarburos y de otros sectores claves de la economía.

Esto podría ser el punto de quiebre con el dominio del imperialismo y del capitalismo en Bolivia que puede ser un detonador y un ejemplo para el conjunto del continente hacia el establecimiento de una federación socialista en América Latina.

Tradução para o espanhol de Patricio Guzmán, Chile

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